martes, 14 de julio de 2009

o t r o s o r l o v e

Escribo porque no tengo nada más que hacer.
Me quedé sin instintos, sin dolores y sin sabores.
Escribo porque la gente tiene que escribir.
De amores, de besos, de sexo y anormalidades.


Siempre hay una historia cierta, que cuenta sobre mí y siempre hay historias ciertas que cuentan sobre otros.
Nuestra vida, lo creo, cuenta siempre sobre vidas de otros. O para explicarme mejor, siempre contamos, pensamos, escribimos, imaginamos sobre otros.
Y es así, te encontrás con tu amigo y le contás lo que hizo tal personas. Así, contamos sobre otros.
Te levantás de la cama y pensás en esa persona que querés, o que en algún caso amás. Así, pensamos sobre otros.
Agarrás la primer hoja que tengas a mano y escribís sobre la misma persona que contaste y pensaste. Así, escribimos sobre otros.
Te sentás a disfrutar del sol e imaginás sobre otros. Así imaginamos sobre la persona que contaste, que escribiste e imaginaste.

Me pasa a mí, alguien se interpone en tu cabeza y no sale por días. Te confunde, te eleva, te pasa.